domingo, 7 de diciembre de 2014

TERRENAL

El escenario oscuro lentamente deja vislumbrar una escena simple, sin artilugios, donde un personaje en primer plano parece musitar algo no muy feliz mientras otro, de espaldas, lo escucha.
Pueden verse tres planos de acción construidos sobre un eje central que los superpone, así como pueden superponerse los personajes, siempre en disputa, nunca en armonía. Estos espacios se encuentran divididos entre sí por cortinas derruidas y oscuras, como lo es toda la atmósfera del lugar.
Terrenal pone en tierra nuestra a Caín y a Abel, los sumerge en la poética pampeana, los hunde en el polvo bonaerense. Caín aquí se desenvuelve como un pequeño productor morronero y Abel es un vendedor de carnada en la banquina. Entre ellos no hay acuerdo. Y en esa tensión permanente en la que los coloca el desacuerdo y la hermandad, los hermanos condensan dos visiones de la vida opuestas y en conflicto.
“El mayor se llamaba Caín, nombre que traducido significa posesión, y el pequeño Abel, que significa nada.” En esta aclaración relativa a los nombres de los protagonistas míticos -y escénicos- aflora toda una historia entre tener y no tener, poseer y no poseer, entre pertenecer y no pertenecer, estar dentro o fuera del sistema. Los hermanos sintetizan la dialéctica política de la existencia capitalista entre el excluido y el incluido.
En la ficción de la escena, Caín y Abel habitan un territorio que supone ser un loteo donde viven solo ellos. Uno dedicado a vagar, otro a producir y cuidar su producción. En un espacio vacío perdido en medio de la nada sin otra cosa que ellos mismos y su dialéctica en conflicto.
A los personajes la ropa les queda chica. Toda la estética es de payaso pobre, de ‘don Fulgencio’ atrapado en el tiempo. Se ven como unos ‘Charles Chaplin” pampeanos, ese ambiente el que recrea el mito y que parece una tierra prometida que se quedó sin promesas para cumplir, reseca de esperanzas, vacía de soluciones.
Pero falta el padre, ausente en su presencia, presente en la memoria. Como si esta falta fuera necesaria para el equilibrio entre estos dos que se odian, para mantenerlos aglutinados, para darles sentido.

Dios, tatita, siempre ausente, se aparece un domingo así como quien viene a dar inicio al mundo. Tatita, el de las esferas celestes, el que compone la música que es lo importante (“la letra es lo de menos, la ponen los monos”). El padre que llega con su canción a desbalancear la balanza.
Los textos, ricos en capas de sentido, suenan intensos y poderosos en las voces y la interpretación de los actores. Se proyectan como misiles destinados a hacer estallar los oídos del público, su capacidad de comprensión, su maduración inmediata del sentido.
¿Qué es lo fundamental aquí donde la juventud “es larva” y la vida apenas un “varieté de relleno”? Lo fundamental es la mirada crítica, la reflexión permanente hacia la realidad circundante, el cuestionamiento alerta.
Eso es posible bajo el manto arrollador de una obra de teatro que es una obra dramática, poética y vital.
Qué: Terrenal
Quién: Autoría y dirección: Mauricio Kartun.- Actuación: Claudio Da Passano, Claudio Martinez Bel, Claudio Rissi.- Vestuario y escenografía: Gabriela A. Fernández.- Iluminación: Leandra Rodríguez.- Diseño sonoro: Eliana Liuni.-  Fotografía: Malena Figo.- Asistencia de escenografía: María Laura Voskian.- Asistencia de dirección: Alan Darling.- Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin.-
Dónde: TEATRO DEL PUEBLO.- Av Roque Sáenz Peña 943 - Teléfonos: 4326-3606.- Web: http://www.teatrodelpueblo.org.ar

Cuándo: Viernes - 21:00 hs/ Sábado - 21:30 hs/ Domingo - 20:00 hs - Hasta el 14/12/2014

martes, 25 de noviembre de 2014

MIEL DE AVISPAS

Bajamos al sótano, lugar donde debía ser esta presentación y que guiña un ojo a toda una cultura que brilló potente en una época que fue germen de mucho de lo que se gesta hoy.
Por eso, bajo tierra, under, como el teatro rebelde y explosivo de los años ’80, donde brillaron oscuras estrellas como Alejandro Urdapilleta (y sus compañeros de hazañas, Humberto Tortonese y Batato Barea).
En escena se hace lentamente la luz. Se ve una escenografía partida donde se plantean claramente dos mundos. Al fondo, la radio; al frente, un salón con un piano y adornos variados. Estos espacios configuran a su vez dos planos de actuación, dos instancias de ficción que construyen unos  mundos paralelos y simultáneos entrecruzados a lo largo de toda la propuesta.
La vida dentro de la radio salta mediante la voz de locución y se mezcla con el otro lado, con el mundo exterior, gracias a la audición. Voces que llenan espacios para aquellos que escuchan, que ofrecen también una vía para ser escuchados, seres anónimos proyectados hacia otros seres anónimos a través de un micrófono que la palabra ‘aire’ abre mágicamente a la multitud indefinida.
Desesperarse, ¿qué cosas nos desesperan? Así empieza el programa radial que da lugar a todo un mundo de desesperación dentro y fuera de la ficción radial.
Son tres las actrices que, con porteños toques almodovarianos y mucho talento, abordan la poesía como tema central. Poesía urbana y contemporánea, poesía incomprensible e incomprendida, la poesía de cada día, la cotidiana, como el dios accesible de cada día donde el ‘de a pie’ vuelca sus frustraciones y miserias.
“La poesía nos salva y nos sana” expresan casi como un manifiesto poético.
En escena se mezcla la fantasía de la radio –ese mundo que solo se oye y lo demás se imagina-  con instancias escénicas de aquello que los oyentes comentan al aire. Como si se trajera la realidad del oyente al presente en un movimiento de suspensión del tiempo.
Los textos, tremendos, poéticos, desopilantes, crudos o llanos, explayan la realidad sobre la mesa desnudando relaciones patéticas, conflictos de clase, vínculos ocultos, amores imposibles.
Textos individuales, sueltos, ligados por un hilo que los condensa en el universo de la radio donde el lazo que une a los personajes tiene toda la ambigüedad del colega laboral.
Como los milagros son gratis, así mismo se esfuman.
Al final todo desaparece y en la oscuridad de la sala se oyen ecos de risas, que parecen la espuma reverberante del enorme mar humano.
Qué: Miel de avispas

Quién: Sobre textos de Alejandro Urdapilleta.- Actuación: Luciana Dulitzky, Juliana Andrea Ibañez, AdrIana Monteleone.- Locución: Fabián Cerfoglio, Florencia Ibáñez.- Diseño sonoro, diseño gráfico  y edición de video: Cristian Estrella.- Producción Radial: Katy Speranza.- Operación de sonido: Emanuel Del Río.- Fotografía: Eduardo Guarini, Lucas Santa Ana.- Asesoramiento escenográfico y de vestuario: Julio Suárez.- Asistencia de dirección: Mariana Bertolini.- Dirección: Tino Tinto.-

domingo, 23 de noviembre de 2014

24 HORAS VIRAJE

El amor que separa, que une, que hace sufrir, que produce placer. El amor que duele y te despierta, el amor que duerme bajo la piel mientras la vida en la que estás subido va a toda velocidad. Entonces un llamado a las 3 de la mañana interrumpe la carrera y sacude las piezas de esa rutina moribunda, para dar paso a la verdad que en 24 horas va a transformar todo.
Betina recibe una llamada y desde ese momento la acción no se detiene. Entre las ideas, la imaginación, las opiniones de la mente que apunta incesante cada acto y las acciones, transcurre la historia llevada en piel, carne, sudor y lágrimas por la genial e histriónica Irina Alonso.
La protagonista pone voz, cuerpo, relata, presenta y representa a la vez, para construir esta especie de monólogo escénico y vertiginoso que concibió Gilda Bona, dramaturga de la obra.
Los cuerpos están manejados en escena por otros cuerpos que son continente, que hacen funcionar la acción en concreto, que aportan la materialidad a esas palabras desbocadas que expulsa de su boca la actriz.
No falta la complicidad con el público en un guiño que apoya el acercamiento favorecido por la luz y que acerca a la actriz a un primer plano cinematográfico, que la acentúa y aproxima al límite de la escena, entre la ficción representada y el espectador atento en la realidad de las butacas.
Betina corre al hospital regional a ver a su marido que ha tenido un accidente.
La muerte, tema trágico que revolotea sobra la obra, queda por detrás de la propuesta temática debido al estilo en que es abordada, delirante y tragicómico, fragmentado, por momentos posmoderno. También por el punto de vista de la protagonista, por su lugar dentro de la historia, por su situación personal y el vínculo que la une con los otros personajes. Y además, por las peripecias en el hospital regional, con su burocracia y sus realidades patéticas superadoras de toda ficción.
A un ritmo de locos, Irina Alonso devora la escena y con una capacidad impresionante lleva adelante un texto que no para de hacer alusiones, acotar, comentar, delirar e imaginar, como un unipersonal galopante que se complementa con el resto del elenco, de quienes depende que las palabras tomen cuerpo para ser un hecho teatral. Y eso solo puede lograrse con un buen equipo y con la indiscutible ayuda de una buena dirección.

Qué: 24 HORAS VIRAJE
Quién: Autoría: Gilda Bona.- Actuación: Irina Alonso, Pablo Aparicio, Daniel Barbarito, Gabriella Calzada, Marisel Jofré, Marta Pomponio, Belen Rubio, Gabriel Yeannoteguy.- Vestuario: Daira Gentile.- Diseño de luces: Facundo Estol.-Música original: Adolfo Oddone.-Operación de luces: Ariel Cortina.-Fotografía: Lluís Miras Vega.- Diseño gráfico: Adrián Riolfi.- Asistencia de escenografía: Marina Apollonio.- Asistencia de dirección: Nacho Ansa.- Prensa: Prensa Novello.-Producción ejecutiva: Zoilo Garcés.- Dirección: Francisco Civit.-
Dónde: TEATRO ANFITRION   Venezuela 3340 Teléfonos: 4931-2124

Cuándo: domingo - 20:00 hs - Hasta el 30/11/2014 Duración: 60 minutos

LOS FABULOSOS SINGER

Son padre, hija y tío, tres fabulosos personajes miembros de una familia de artistas de variedades -4° generación- que viajan por los teatros de provincias del país mostrando sus números.
La escena se desdobla en la representación de la ficción dentro de la ficción de la propuesta, donde se pueden disfrutar las ocurrencias varias de estos artistas en forma de números de varieté, y a la vez, contemplar el fuera de escena de esta familia de artistas. De esa manera, el espectador es invitado a colarse en ese mundo tras bambalinas como un observador curioso, como un voyeur que espía por el ojo de la cerradura lo que se trama entre camarines.
Allí la curiosidad se asoma al momento creador, al surgir de la inspiración en el espacio que el descanso otorga, donde el artista deja volar su imaginación creadora para dar nacimiento a otra pieza escénica.
El público es un cómplice silencioso que participa de ese instante creativo y casi puede vivir en carne propia el surgir de algo nuevo.
La imaginación construye formas mágicas y deleita con burbujas, enanos rusos que cantan melodías en idiomas desconocidos, tiras que se elevan como seres elementales del aire, un ser extraño con cara de papel (como el hombre elefante) que representa con el recurso más simple y bello una escena delineada por la voz del relator y acompañada por los sonidos de un piano.
La propuesta, además de ser divertida, crea un universo poético maravilloso donde el amor y el sufrimiento tienen lugar sin pretensiones de complejidad.
Porque el amor es pulso del mundo tanto como el dolor, y el arte nace de ambos.
Una madre ausente es punto crítico para mostrar los vericuetos menos felices de esta historia. Así como el crecimiento de la hija que se acerca a las puertas de la adultez poniendo en jaque un estilo de vida que los ha mantenido unidos. Pero todo se resuelve en lo que mejor comparten: la creación.
Con música en vivo, esta fabulosa familia juega con el espectador llevándolo por los caminos de la risa, la imaginación, la suave lágrima.
También la reflexión aparece al traer a la memoria los espectáculos populares, el circo, las variedades, y toda una filosofía de vida y una forma de compartir el arte que el público disfruta. Una parte de la historia teatral de nuestro país que es importante rescatar y revitalizar, como lo hace este espectáculo.
Qué: Los fabulosos Singer
Quién: Actuación: Marcos Arano, Julia Katz, Marcelo Katz, Carolina Saade.- Voz en Off: Cecile Caillon, Gabriel Conlazo, Aníbal Guiser.- Escenografía: Gabriel Diaz.- Ambientación y utilería: Melanie Klas, Paula Tortorella.- Diseño de vestuario y asesoramiento escenográfico: Valentina Bari.- Diseño de luces: Fernando Berreta, David Seldes.- Realización de vestuario: Carmen Montecalvo.- Música original y dirección musical: Javier Estrin.- Fotografía: Sebastián Gringauz.- Diseño gráfico: Andrés Kyle.- Asistencia de vestuario: Cecilia Turnes.- Asistencia técnica: Mauro Petrillo.- Asistencia de dirección: Berit Eik.- Prensa: Ayni Comunicación, Romina Pomponio.- Producción ejecutiva: Rebeca Checa.- Producción general: Marcos Arano, Martín Joab, Marcelo Katz, José Luis Saade.- Coreografía: Gabi Goldberg.- Dirección: Martín Joab.-

sábado, 22 de noviembre de 2014

LAS LÁGRIMAS

Las lágrimas (si es que no cortamos cebolla) son señal de un sentimiento, de tristeza, de alegría, de bronca, de alguna emoción. También pueden ser un engaño, una impostación: lágrimas de cocodrilo, falsedad, imitación de la realidad, actuación, exageración.
Aunque en la obra que dirige Mariano Tenconi Blanco se diga que “las lágrimas son mejores que las palabras”, también pueden significar evasión de la realidad, del compromiso con lo que hay que decir, de hacerse cargo.
En un canal de televisión se están rodando capítulos de una telenovela de éxito. Libertad -la estrella del programa televisivo- cumple años. Su novia Victoria le prepara una sorpresa para festejar. Pero el ambiente no está para fiestas. Ellas forman parte de la “generación del amor perecedero”, y éste puede secarse tan fácilmente como las lágrimas.
Los nombres de los personajes resultan llamativos, un tanto alegóricos, una pareja entre la libertad y la victoria que no funciona, que se deteriora y lentamente derrumba. ¿El sueño de la lucha en los años ’70 tal vez?
Desde un trabajo corporal exacerbado y una interpretación exagerada, todo sucede en escena como una telenovela. Y como buen ‘culebrón’, la directora es una mujer en silla de ruedas.
Se mezclan y confunden realidad y ficción en un mundo donde la historia de lo circundante es como una mala serie, un dramón que lleva al límite de la risa, de lo ridículo, de lo inverosímil. Y sin embargo hecho realidad en la trágica  historia setentista condimentada con un asistente de dirección que es un partero que trae verdades desconocidas pero sospechadas.
Libertad no conoció a su madre (la libertad no sabe su origen). Edith es una directora ‘discapacitada’. Quien dirige es una persona representada aquí ‘sin piernas’, no capacitada,  ¿para qué? ¿Para asumir su maternidad? (“una madre sin hija es como una madre sin piernas”). ¿Para vencer junto a “las mucamas revolucionarias”? Edith condensa en sí la historia de los desaparecidos, la apropiación de bebés. Y a la vez, la resistencia, la organización.
En ese juego entre la realidad y la ficción, ¿dónde está la verdad? Un personaje afirma que fue a la televisión a buscarla, pero ¿puede encontrarse?
Caen las lágrimas de lo grotesco, lo absurdo, el humor y la farsa del relato, de una mezcolanza de registros actorales que dan cuenta de una historia que es plural y múltiple. Pero que aquí se filtra por una mirada que dirige desde detrás de la escena para expresar su punto de vista.
La verdad es una construcción.
Acá se construye desde un lugar que deconstruye de alguna manera el realismo literal y funda, a partir de su relato, otro posible territorio de la verdad. Una verdad apoyada en muy buenas actuaciones y una puesta que hace reír y pensar.

Qué: Las lágrimas
Quién: Autoría y dirección: Mariano Tenconi Blanco.- Actuación: Fabio Aste, Iride Mockert, Ingrid Pelicori, Martín Urbaneja, Violeta Urtizberea.- Música original: Ian Shifres.- Diseño de vestuario y escenografía: Oria Puppo, Micaela Sleigh.- Diseño de luces: Matías Sendón.- Realización de escenografia: Valeria Abuin.- Video: Santiago Brunatti.- Cámara: Martín Piroyansky.- Letras de canciones:
Mariano Tenconi Blanco.- Fotografía: Soledad Allami.- Diseño gráfico: Gabriel Jofré.- Asistencia de dirección: Tomás Vio.- Prensa y producción: Ángela Carolina Castro.- Asistente de prensa: Lucia Pechersky.- Coreografía: Carolina Borca.-
Dónde: CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN Corrientes 1543 Teléfonos: 5077-8000 int 8313 Web: http://www.centrocultural.coop

Cuándo: Viernes y Sábado - 22:45 hs - Hasta el 29/11/2014

lunes, 7 de julio de 2014

MUSEO

Un grupo de artistas emprende un proyecto conjunto: abrir un museo. Luego del brindis las cuatro integrantes se escapan a observar su obra. El proyecto del museo está por dar inicio a su presentación al público, pero antes de que esto suceda, aparecen cuestiones que ponen en crisis los vínculos internos del equipo.
El tema, planteado desde el campo de las artes visuales, resulta un claro paralelismo de muchas preguntas que desde el ámbito del teatro el propio grupo Piel de lava puede hacerse en este aniversario de 10 años de existencia.
Cada una de las intérpretes aparece en escena con una máscara que llevan, como una careta de sí mismas, en la mano. La imagen impresa es la misma que utilizan como publicidad en las gacetillas de prensa y en los programas de mano. Otro punto que direcciona la mirada hacia una reflexión interna y personal de las actrices, que lo ponen en escena mediante este hecho artístico. De esta manera se produce un cruce entre la realidad y la ficción, y los planteos del universo ficcional pueden trasladarse fuera de la escena.
El conflicto comienza motivado por la ubicación en el espacio que se da a una de ellas (Elena) “difícil que te estimule algo que no sabes dónde está…”. Elena es pareja de otra de las integrantes del grupo (Francisca), señalada como aquella que da el ‘linaje’, el apellido, y cuyo padre ha cedido varias de las obras que permiten el proyecto del museo. De esta forma, en la obra avanza un conflicto amoroso que desenmaraña el más profundo del grupo en sí. “El amor es finito, una vez que se muere se acabó”. Frase que expresa el conflicto de la relación en la diégesis tanto como puede enunciar un punto de vista en cuanto a cualquier otro vínculo: el amor en un equipo, el amor por el trabajo que se hace, el amor por crear. Cuando algo se muere, se acaba, no hay más vuelta que darle.
Las actrices y los personajes que representan parecen confundirse en el juego de la representación. Así suceden las escenas donde se parodian entre ellas y dan cuenta de celos, envidias y demás emociones en los vínculos que las unen. “El que esté libre de pecado que arroje la primera careta…”
Lo interesante de la propuesta es que la posible reflexión sobre sus años de existencia como grupo también se cruza con aquella en torno al sentido del arte. Y lo hace desde la analogía con las artes plásticas.
Expresan tanto la cuestión de “lidiar con el miedo al vacío”, con la que se enfrenta cualquier artista, cualquier creador (se podría pensar cualquier ser humano por su condición de finitud), como la del lugar que ocupa la obra de arte. El grupo pone sobre la escena los pensamientos dicotómicos entre alta y baja cultura, las jerarquías, tipos de espectadores, visitantes, etc., así como las diferencias que existen entre un museo y un parque de atracciones. ¿Qué distingue al arte del entretenimiento?
¿Y no es el espectador teatral una especie de visitante? Un pasajero que observa en la quietud de la butaca una obra en movimiento versus pasajero del museo que recorre las obras en los distintos enclaves en que se hallan.
Otras ideas que pueden encontrarse en esta propuesta (además de la pregunta sobre el hecho artístico y se mira a sí misma son que la naturaleza es más potente que el arte -idea que anida en muchas reflexiones y análisis sobre el hecho artístico- así como también el problema de la mímesis, del arte como reflejo de la realidad, como copia. Por eso se propone la diferencia entre sensación y reflejo de una sensación, y la idea de una referencialidad que se apoya en uno mismo, único punto fijo responsable de elecciones, decisiones, aciertos y errores.
Al final aparece el espejo a reflejar al público como una manera de pasarle la pelota, de enviarle a mirar su reflejo y reflexionar sobre esa copia que es, sobre la realidad y la ficción, sobre la finitud, sobre el arte, la naturaleza y el amor. En definitiva, sobre el torrente de la vida, algo imposible de atrapar en un museo.

Qué: Museo
Quién: Dramaturgia y dirección: Piel De Lava, Laura Fernández.- Actuación: Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa, Laura Paredes.- Vestuario: Flora CalIgIurI, Carolina Sosa Loyola.- Iluminación: Matías Sendón.- Diseño de espacio: Alicia Leloutre.- Diseño  y música original: Gabriel Chwojnik..- Fotografía: Sebastián Arpesella.- Diseño gráfico: Pablo Sternbach.- Asesoramiento Teórico: Fernanda Alarcón.- Asistencia de escenografía:
Jose Escobar.- Asistencia de dirección: Camila Palacios.- Prensa: Pintos Gamboa.- Producción general: Mariana Mitre.- Colaboración artística: Fernanda Alarcón.-
Dónde: ESPACIO CALLEJÓN Humahuaca 3759.- Teléfonos: 4862-1167
Web: http://espaciocallejon.blogspot.com/

Cuándo: Viernes - 21:30 hs - Hasta el 04/07/2014.- Sábado - 21:00 hs  y Domingo - 19:30 hs - Desde el 19/07/2014 

domingo, 1 de junio de 2014

TODOS MIS MIEDOS

Los miedos de un escritor frente a una crisis. Miedos que trascienden la ficción y pueden manifestar expresamente el sentimiento de cualquier autor de una obra, sea literaria o teatral.
Libros, escritura…Hablar del acto de escritura mediante la puesta en escena de la acción de escribir. Representar el temor a ese momento de vacío, de hueco, de página en blanco.
En esa búsqueda caben muchos cuestionamientos, muchas preguntas que llevan a reflexionar sobre el accionar de cada momento, como un acto de responsabilidad que nos interroga sobre la clase de ser que uno es.
“¿Qué tipo de persona sos, de las que esperan el destino o de las que toman decisiones?”, es una de las preguntas posibles enunciadas en la escena.
¿Por qué se escribe? ¿Cuál es el impulso, inspiración, motivación, deseo? ¿Hay eso detrás? ¿Hay algo detrás del acto de escribir? ¿O es como respirar?
En la soledad del momento creativo afloran las dudas que en este caso son convertidas en una puesta escénica, en una obra que interpela y se interpela, que pregunta al público a la vez que se pregunta a sí misma.
En la puesta se construye el conflicto en un trío. Tres personajes que tironean envueltos en una historia de amor y creación (y el amor también puede ser metáfora de la creación), donde el acto de la escritura se cruza con las relaciones sentimentales, y éstas se mezclan con las crisis existenciales.

En medio del trío amoroso, deambula un personaje que guía, que apunta, critica, cuestiona, mueve, representa. Que incluso hace los sonidos del teléfono, es el comunicador invisible hecho carne en otro intérprete, un intérprete silencioso.  ¿Será un alter ego del autor? ¿Es el autor mismo desdoblado, su conciencia? El texto aclara: la diferencia es la consistencia. La consistencia entre el escritor de la ficción y él, entre el autor y él.
La habitación atiborrada de libros se transforma por el acto de la interpretación en distintos espacios ficcionales. Se puede ver allí hasta el río del Delta en medio de todos los montones de libros apilados. Palabras apretadas que son como parásitos, que acosan al escritor que se siente en deuda consigo mismo sino consigue sacar palabras de sí, contar historias que lo construyan, que lo sostengan en su calidad de escritor.
Los libros vuelan por el aire, se amontonan en una torre de Babel que busca el equilibrio pero se desmorona, como las relaciones amorosas que no puede sostener el personaje, como su propia integridad de escritor.
Las metáforas corporales dan vida a lo que no se dice. Es muy claro el contacto a nivel corporal en la escena en función de los sentimientos que no expresan los personajes, aquello que hay soterrado, y que es manifestado mediante la manipulación realizada por el cuarto intérprete.
La iluminación está integrada semánticamente. Veladores con pinza que dirigen su luz desde el techo a la escena, como un montón de luces de escritorio alumbrando el espacio donde debe surgir la escritura, como si fuera un imperativo.
Y la escritura volcada en el ambiente escénico en un confluir de literatura y teatro, de ficciones que se entrecruzan con múltiples realidades: la del texto escrito, la del texto escénico, la del escritor en la ficción, la del autor fuera de la diégesis.
Porque todos los miedos pueden atravesarse y este temor se ha convertido en una obra de teatro.

Qué: Todos mis miedos
Quién: Dramaturgia: Esteban Bieda, Nahuel Cano.- Actúan: María Abadi, Anabella Bacigalupo, Diego Echegoyen, Pablo Seijo.- Vestuario: Paola Delgado.- Iluminación: Rocío Caliri.- Espacio escénico: Julieta Potenze.- Fotografía: Sebastián Arpesella, Candela Dal Pont.- Diseño gráfico: Leandro Ibarra.- Entrenamiento musical: Liza Casullo.- Asistencia artística: Juan Fernández Gebauer, Juan Mako.- Dirección: Nahuel Cano.-
Web: https://www.facebook.com/todosmismiedos
Dónde: ABASTO SOCIAL CLUB Yatay 666 Teléfonos: 4861-7714 Web: http://face: abasto socialclub

Cuándo: Sábado - 23:00 hs y Domingo - 17:00 hs.-

martes, 15 de abril de 2014




                                           16 de Abril DÍA MUNDIAL DE LA VOZ

             CLASES ABIERTAS GRATUITAS en el  INSTITUTO DE LA VOZ                  


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Dirigido a: docentes, actores, telefonistas, estudiantes de locución (ingreso al ISER), estudiantes de actuación, comunicación, canto, fonoaudiología y turismo. Profesionales de la voz en general. Personas con dificultad en la voz de uso habitual.

Dónde: INSTITUTO DE LA VOZ    Montevideo 781 (CABA) 4812-312
Cuándo: Miércoles 16 de abril - 18hs
               

sábado, 12 de abril de 2014

TAMORTO (ROMANCE DE ARLEQUÍN Y LA MUERTE)

“Arlequín está enfermo. Una adivinadora del porvenir le predijo que el día que dedicara más tiempo al sueño que a la botella, moriría a las doce de la noche en punto. Son las ocho y aún duerme. A Pierrot, el mejor amigo de Arlequín, se le ocurre un plan: retrasa el reloj, aunque sea no más que dos horas. Pierrot recurre al Dottora mientras Arlequín se divierte. Colombina, que es la mujer de Pierrot, tiene una cita furtiva con Arlequín. Pierrot, lleno de celos decide vengarse adelantando el reloj. La muerte llega a las 12:00 de la noche...Las Cartas están echadas.” Esta gacetilla es una síntesis que condensa muy bien la obra propuesta. Y puede orientar al curioso respecto que Tamorto no es un personaje más de la comedia italiana sino una especie de bella y aporteñada licencia poética, digamos un ‘chascarrillo’ del lenguaje…
Desde un estilo fácilmente asimilable a la Commedia dell’Arte, pero que podría pensarse también cruzado con una murga asainetada, los comediantes se presentan al espectador.
Conozca o no el público los personajes típicos de la comedia italiana (Arlequín, Colombina, Pierrot, il dottore, etc.) ellos entran en escena y despliegan allí una trama donde las emociones y sentimientos más básicos están a la carta. Miedo, celos, amor: el condimento preciso para que un relato aspire a la universalidad.
Informados desde un principio, en las butacas todos saben que Arlequín está enfermo y que llegará la muerte en un momento preciso, en una hora tan exacta como en punto. Pero nadie quiere morir y menos Arlequín, entonces ¿cómo evadirla? ¿Qué inventar para esquivarla? La picardía del personaje encuentra en Pierrot un plan que Arlequín hace suyo: retrasar el tiempo. ¿De qué manera? La más delirante, sencilla y evidente para un niño, posible solo en la ficción: atrasar el reloj.
A partir de allí, todas las jugadas se harán en un intento de evitar morir, evitar el destino, lo predestinado. Y no es algo a lo que va a rendirse fácilmente el protagonista.
Desde este lugar cómico que plantea la propuesta, puede entrar en juego una reflexión sobre la finitud de la existencia. Una reflexión que no se tiñe de dramatismos, sino que por el contrario, juega con ellos como estos comediantes juegan con la escena, con el público, con el ambiente. Un recurso que podría considerarse típico en la commedia dell’arte.
Porque detrás de las máscaras que construyen los personajes y que son muy bien utilizadas por los intérpretes, están unos actores que se mueven como pez en el agua con la improvisación.
Uno de ellos es Jorge Costa, capaz de cazar una mirada, un tono de respiración, un movimiento en la butaca, y transformarlo en parte de la escena. Y cuyo trabajo corporal expresa tal claridad que puede contradecir o complementar perfectamente lo que dice con palabras, yendo y viniendo con soltura en una interpretación que integra toda la herramienta del actor. Otro intérprete destacable es Julia Muzio que, con un manejo similar a Costa, le hace de apoyatura co protagónica intercambiando roles que juegan en la trama con un trasfondo de sentido (¿puede el doctor ser la muerte misma? ¿puede la muerte ser una medicina?).
Los demás complementan este conjunto donde la improvisación es el plato fuerte que da vida a una estructura que no se pierde en ningún momento –aunque pueda desdibujarse a veces.
Así de vivo es el teatro.
Así de despierta y llena de desparpajo es esta propuesta.

Qué: Tamorto
Quién: Actuación: Jorge Costa, Emiliano Larea, Julia Muzio, Fernando Pérez, Valeria Stilman.- Dirección musical y Músico en escena: Fernando Pérez.- Vestuario: Almendra Vestuarios.- Escenografía: Jorge Costa, Emiliano Larea, Fernando Pérez, Valeria Stilman.- Máscaras: Alfredo  Iriarte.-  Diseño de luces: Jorge Costa, Emiliano Larea, Roberto Sánchez.- Diseño gráfico: Julia Izaguirre.- Dirección: Jorge Costa, Roberto Sánchez.-
Web: http://www.jorgecosta.com.ar/#!tamorto/
BELISARIO CLUB DE CULTURA Av. Corrientes 1624 Teléfonos: 4373-3465
Web: https://www.facebook.com/belisarioclub

Viernes - 23:00 hs - Hasta el 27/04/2014