viernes, 12 de abril de 2013

UN VANIA


Al entrar en la sala se ve todo organizado como si fuera el interior de una casa con distintos ambientes que suponen habitaciones separadas en la ficción.
Mientras el público entra se ven dos personajes en escena -uno de ellos bastante sombrío- ambos sentados en un sillón dispuesto frente a las gradas.
Se oye música por lo bajo, relajada, que acompaña el ingreso en esa atmósfera que lentamente se va creando, a la par del ingreso de los espectadores. La sala no da más de espacio para el público que viene a ver la obra.
La propuesta es una versión libre de la obra Tío Vania de Antón Chéjov. Libertad que se observa especialmente en la puesta que realiza Savignone, con un aire de organicidad corporal a la que le imprime su carácter socarrón.
El director propone un texto sumamente visual y corpóreo. Los distintos desplazamientos de los actores para modificar la escenografía o pasar a otra escena, producen pequeñas elipsis en la historia y se suceden en un movimiento que aligera la situación. Estas intervenciones son acompañadas con cambios de iluminación y sonido.
El recurso del corte visual y sonoro también es utilizado por el director para dar cuenta de cierto subtexto en las escenas. Aquello latente, implícito y no dicho en diversas situaciones, se plantea a través de este movimiento de luces que otorga a la escena un aire onírico y le permite representar lo no representado en el texto.
La presencia corporal y el despliegue físico también ocupan un lugar importante. Tanto el subtexto como las sensaciones orgánicas producidas por una situación determinada son escenificadas mediante descargas físicas que dan cuenta a un nivel coreográfico de otros aspectos de lo dicho (o lo no dicho).

La musicalización condimenta y expresa lo suyo. A veces la música que suena hace ver la reunión como si se tratara de un circo. Otras, una borrachera es una verdadera fiesta de delirio. Y en otras,  el disco que pone Elena acompaña con vaga melancolía los suspiros de la joven ya resignada a su destino con  el viejo profesor.
Ese tono jocoso da vuelta el texto sin evitar distintas reflexiones que propone este ‘vania’ recreado por Savignone. Desde una sutil referencia a una mirada de la crítica de arte que parte de las palabras de Chéjov hacia las del actor en la piel de Vania (“25 años hablando de arte sin saber nada”), hasta la defensa de la naturaleza y la lucha ecológica en los parlamentos del doctor amante de los bosques. 
Sin olvidar aquello que nos atraviesa en la médula ósea de la vida, el miedo al fracaso y la frustración, donde el amor no correspondido hace rebalsar el vaso de la desdicha, del “todo falla”, que aúna a los personajes en un ‘mejor echarle la culpa a otro’ o en todo caso “mejor vivir de espejismos”, como expresa Vania.
Por eso es rescatable la pregunta que propone la gacetilla “¿es posible una vida mejor si luchamos para conseguirla?”
A lo que se puede añadir ¿puede el teatro desbordar la sala y contextualizarse en la realidad en la que está inmerso e impulsarnos desde ahí a una acción concreta?

Qué: Un vania
Quién: Concepción y Dirección: Marcelo Savignone.- Actuación: María Florencia Álvarez, Luciano Cohen, Merceditas Elordi, Pedro Risi, Marcelo Savignone, Paulina Torres.- Vestuario: Mercedes Colombo.- Escenografía: Lina Boselli.- Iluminación: Nacho Riveros.- Realización de muñecos: Flavio Pagola.- Video: Belén Robaina.- Operación técnica: Daniel Schabert.- Fotografía: Cristian Holzmann.- Diseño gráfico: Edgardo Carosia.- Producción ejecutiva: Silvia Barona.- Colaboración artística: Nela Fortunato, Andrea Guerrieri, Eva Rodríguez.- http://unvania.blogspot.com.ar/
Dónde: LA CARPINTERÍA.- Jean Jaures 858.- Teléfonos: 4961-5092.- Web: http://www.lacarpinteriateatro.com.ar
Cuándo: Sábado - 22:30 hs - Hasta el 27/04/2013

domingo, 7 de abril de 2013

EL LOCO Y LA CAMISA


La Compañía Banfield Teatro Ensamble entró con fuerza en esta ciudad apretada. Con la potencia de una buena dramaturgia y un grupo sólido, El loco y la camisa  llena la sala a más no poder, tanto que hasta empieza unos minutos más tarde la función debido a la necesidad de ubicar al público restante que desborda la capacidad del lugar.

Pese a que la sala de El camarín de las musas está estructurada de manera frontal, la compañía plantea un escenario central rodeado por espectadores en todos sus flancos.

El público envuelve la escena compuesta por un salón con sillones y un comedor con mesa y sillas, donde a un lado se intuye la cocina.

El resto se completa con el uso del fuera de escena. Puertas laterales de la sala y zonas circundantes sirven para crear un espacio ficcional que supera el visible.

Comienza entonces la historia de una familia de la zona sur del conurbano bonaerense.

El hombre que lee el diario mientras el público entra es el padre. Cuando llega la mujer a planchar se crea una atmósfera tranquila de tarde de domingo. Entre ellos entablan una conversación donde ninguno escucha al otro. Punto de partida de la obra que desde el vamos pone en escena una propuesta de incomunicación.

Entonces hace su ingreso triunfal el hijo, el loco, el ignorado. El único que parece organizar el discurso de los otros. Aunque sea de manera intempestiva, casi brutal o patológica. (¿Pero qué es lo patológico en una estructura de engaños, simulaciones y abusos?)

Este hijo interrumpe violentamente la situación.  Principio que lo muestra como un ser con trastorno grave. Y una lucidez extrema.

Argumenta que su tajante intromisión fue necesaria para crear la comunicación entre ellos. Él es el enlace. Un hijo que está presente en todo lo que sucede.

El cuadro que pinta un padre ausente que no registra a su propio hijo, que no lo ve, y una madre sumisa y cariñosa que soporta demasiado abuso, se completa con una hija pendiente del qué dirán que aspira a ascender en la pirámide social y su novio prometedor (de zona norte).

La situación narrada es simple. La hija invita al novio a conocer la casa de sus padres, presentarle su familia. Pero no desea que conozca a Beto, el hermano ‘raro’, difícil, problemático. Teme que le arruine la noche.

Pero, por más que se quiera esconder la verdad, ésta siempre termina saliendo a la superficie.

La propuesta deja planteados diversos problemas que pueden resultar cuestionadores.

Desde el interrogante sobre qué es aquello llamado locura, quién es el loco en la sociedad, qué es la cordura entonces, la salud. Una sociedad aún atravesada por la lucha de clases, manifiesta aquí en este encuentro norte/sur del conurbano que también da cuenta de una polaridad del mundo capitalista actualmente en crisis.

Por otro lado, se ponen en escena las apariencias, afeites y disimulos de un sector ‘culto’ y letrado que no duda en echar mano sobre la desgracia ajena, mostrando así toda su miserabilidad. Cuestión que no duda el loco Beto en desenmascarar.

Finalmente, el tema central cuyo soporte corpóreo es Beto (que asombra con su destreza). El loco. El lúcido. El que pone el cuerpo. El canal de escape de toda la barbarie familiar, la vía de salida de tanta mentira comprimida. El que descomprime y expresa con crudeza lo que flota en el ambiente, lo insoportable de la realidad.

Pero qué sería de esa realidad sin esos betos’.

Escape, fuga, salida. Alivio de lo intolerable del mundo. Posibilidad o esperanza de posibilidad. Adorniana promesa de felicidad: el arte.

El actor mismo como catalizador en el doble juego de la locura y la actuación. Porque qué es actuar sino ser otros y al mismo tiempo uno mismo, desdoblarse, fragmentarse y volverse a integrar. Presentarse y representar.

En el juego del teatro y en el teatro del mundo.

La propuesta construye y sostiene magníficamente el relato apoyada en una caracterización ajustada de cada uno de sus intérpretes donde el ‘loco’ puede catalizar un fragmento de cada espectador que hará su propia catarsis y reflexión.

 

Qué: El loco y la camisa

Quién: Autoría y Dirección: Nelson Valente.- Actuación: Soledad Bautista, Gabriel Beck, Ricardo Larrama, Julián Paz Figueira, José Pablo Suárez, Lide Uranga.- Escenografía: Luciano Stechina.- Fotografía: Mariana Fossati.- Asistencia de dirección: Mariana Fossati.-

Dónde: EL CAMARÍN DE LAS MUSAS.- Mario Bravo 960.- Teléfonos: 4862-0655.- Web: http://www.elcamarindelasmusas.com

Cuándo: Viernes y Sábado - 21:00 hs.- Domingo - 19:00 hs  

miércoles, 3 de abril de 2013

PIERNAS ENTRELAZADAS


La propuesta de Omar Aita atraviesa un par de años ya en los escenarios de la ciudad porteña. Ubicada en una atmósfera de época, aunque no se limita a lo epocal, la historia narra el acontecer de tres hermanas que han llegado a la ciudad desde el campo, o de algún pueblo del interior.
Las tres son solteras y trabajan de obreras en la fábrica de Alpargatas. Una cotidianidad algo rutinaria interrumpida apenas por el fin de semana o por el mundo del radioteatro, aprovechados para evadir un poco la rutina.
Son trabajadoras fabriles que viven metidas en la  propia historia familiar, cuyos vínculos de alguna manera mantienen, y en la vida del vecindario que es lo que las alimenta.
A través de una puesta ajustada, con una dramaturgia simple y concreta, se van proyectando los sueños distintos de estas tres mujeres. Caracteres que las impulsan apoyados en el pasado que las reúne. Una historia común de abusos de los que todas han huido de alguna manera para construir su propio camino.
Así se ven, y entienden, las dificultades en el desarrollo de una vida emocional individual que las afiance en su independencia afectiva.
En medio, Evita. Símbolos del peronismo que ubican en el tiempo. También están presentes la radio y los radioteatros, ficciones que alimentan por las noches a las mujeres solas y hacen crecer sus sueños y fantasías.
Mujeres que cargan un pasado pero luchan por concretar sus deseos más allá de lo establecido.
La propuesta narra un universo donde reina la ausencia masculina que brilla por contraste en un mundo político de transformaciones sociales importantes para el pueblo y para la mujer, si bien mantiene un carácter paternalista en sus formas.
Acá se entrelazan las piernas propias a falta de hombres que acompañen.
Y ellas muestran su sensualidad, su profundo deseo del otro en una imagen que se ofrece a variadas interpretaciones. Se duchan a un lado de la escena en un cuadro en penumbras que permite adivinar la feminidad de sus curvas. ¿Qué quiere decir esta imagen que no sea más que mostrar la coquetería de estas mujeres? ¿Por qué mostrarlas desnudas a media luz? ¿Por qué se muestra como se bañan? ¿Es que ellas necesitan limpiarse algo?
Es una historia simple, común, realizada con precisión, ajustada en la puesta, en los diálogos, en el texto. Con excelentes interpretaciones que llevan a revivir -o rememorar- una época donde pasado y presente tal vez se mezclan, y donde se proyecta un universo femenino de elecciones propias.

Qué: Piernas entrelazadas
Quién: Dramaturgia Y Dirección: Omar Aita.- Actuación: Verónica Intile, Sabrina Lara, Cecilia Tognola.- Actores reemplazo: Vanina Ramírez.- Vestuario: César Drago.- Escenografía: Inés María Castro.- Iluminación: Soledad Ianni.- Peinados Y Maquillaje: Camila Aita.- Música: Martina Vior.- Fotografía: Michel Marcu.- Diseño gráfico: Sabrina Lara.- Prensa: Valeria Franchi, Carla Segalini.-
Web: http://www.piernasentrelazadas.blogspot.com
Dónde: EL CAMARÍN DE LAS MUSAS.- Mario Bravo 960.- Teléfonos: 4862-0655.- Web: http://www.elcamarindelasmusas.com
Cuándo: Jueves - 22:00 hs